viernes, 18 de septiembre de 2009

Fotos.



Mi Gigante





martes, 1 de septiembre de 2009

Una leyenda que no se extingue.


Ya estoy cerca y lo incomodo con una vara. No pude evitar acercarme…
El calor que desprende avanza hasta lejos de su centro furioso.
Lenguas irrepetibles en color, movimiento y altura.
Todo se vuelve sumiso cuando lo alcanza. Y todo sucumbe.
Laten las brasas. El viento, de pronto, les respira encima y en cada interior que arde se dibuja la forma de lo que hasta hace poco fue. Como pasó en los cuerpos de aquellas brujas perseguidas, o en los muros de tantas ciudades incendiadas, o en los libros que algunos creyeron inoportuno dejar a la mano. Tal vez, el famoso y escurridizo Bairoleto, cuatrero y ladrón de estas extensiones, avivaba de la misma forma su solitaria hoguera entre estos cañadones que eran todo su dominio. Un laberinto de tierra enrojecida, que las aguas convirtieron en tantos caminos delgadísimos y encajonados que la vista desde el cielo hizo que se llamara “Las Cárceles”.
Estas celdas intrincadas lo ocultaron, pero no lo suficiente.
Una noche eligió dispararse primero antes de ser apresado.
Sin embargo, con el misterio contra el que la muerte no puede ni podrá nunca, ese hombre sigue siendo soberano de estos calabozos de piedra y arena.

Sil.