martes, 11 de octubre de 2011

Instrucciones.


A mami.          

La morfina te ensoñaba pero no lo suficiente.
Ese cerebro, siempre tan hambriento de los más variados conocimientos, lograba burlar con habilidad y entrenamiento a la pócima cocida por Morfeo.
Con la más abismal claridad, me hablabas. Y en esas últimas frases, agudísimas por la sequedad, el miedo y la faena, te oí decirme: -“No sé cómo hacerlo…!”
Instrucciones para morir. Dónde buscarlas?
No es fácil morir.
Tal vez, la memoria sea una anestesia, un puente sobre el que poder montarnos cuando llegue el desafío.
La memoria. Tan nuestra, tan única, tan propia. Como una gran manta, hecha de trozos. Unida, deshecha, vuelta a unir. Con la que cubrirnos hasta los pies y caminar y caminar y caminar.
Recordaste la música?  A tus amigos? Recordaste tus mamas fértiles?
Y tus libros? Y la admiración que sentíamos por vos de niños?
Habrás recordado ese último amor, que tanto te dio como dolió?
Yo te recuerdo. Tristes son las imágenes, aún.
Seguiré mi costura.

Sil
07/05/11