domingo, 1 de mayo de 2011

Ellas.

La vida.

Existen variadas técnicas, espacios diversos, numerosa bibliografía para prepararse en su llegada.

Nos emocionamos con las imágenes de los partos documentados.

El consumismo ha logrado hasta que se realicen fiestas que llegan a asquear por su sobredosis de frivolidad que desvanece la verdadera esencia del milagro: la felicidad de recibir ese nuevo ser.

Cursos para embarazadas. Escuelas para padres. Revistas. Programas de televisión. Páginas en la web para consultarse dudas, para compartir miedos y experiencias.

La muerte.

Seguimos callándola. Negándola. Haciéndonos los imbéciles.

Mi madre murió.

Ninguno de sus médicos nos ayudó en ese tránsito.

Junto a mis 3 hermanos la acompañamos, como pudimos, haciendo lo que sentíamos que era lo mejor y lo que más se aproximaba a lo que ella quería.

Suelo escribir, cosas, pensamientos. En junio del 2009, como una premonición, escribí sobre alguien que me inquiría en relación a su propia muerte. Así pasó. Mamá preguntó y me miró, profundamente con sus ojos verdes, con la profundidad de quien busca la verdad y la merece. La verdad y cómo nos hace dignos. Eso me enseñó desde que tengo memoria. Y no pude contestarle más que la verdad. Con toda la ternura que pude juntar en mi voz y en mi mirada, le contesté. Sí. Iba a morir.

Cuándo vamos a entender que es preciso crear un andamiaje para acompañar/ayudar a ese que está muriendo? Hoy es él, mañana, sin duda, seré yo.

Cuándo vamos a aceptar que debemos atravesar durante la vida el entrenamiento necesario que nos permita estar listos para el instante de la muerte?

Por qué morir no puede ser ese momento de paz que todos esperemos con tranquilidad, con seguridad, hasta con el afecto de quien recibe a un viejo conocido?

Creo imperioso, para que esto sea algún día realidad, que los médicos comprendan que su deshumanización deja en una soledad tremenda y dolorosa al enfermo. Como si la vida no tuviera ya su ingrediente amargo de constante presencia… También morir amargamente? Por qué?!

Vida. Muerte. No existe una sin la otra. Se dan sentido mutuamente.

Sueño con morir feliz. Se habrá cumplido mi tiempo. Por eso dejo todo acá, lo acaricio todo. Todo lo miro y beso. Y canto. Y río. Y lloro. Y pienso a los que ya no están pero están conmigo en forma de amor, que es perenne.



Sil.

3 de abril, 2011.




Graciela - Mamá, cantora, gran intelectual escondida en ama de casa 03-01-1948/25-03-2011